18 de febrero de 2013

Dolor crónico




Investigadores universitarios españoles publican terapias psicológicas para el tratamiento del dolor crónico

Jenny Moix y Mª Isabel Casado abogan por un tratamiento interdisciplinar combinando diversas disciplinas médicas, incluida la psicología
 

Andrea (nombre ficticio) tiene 35 años, y desde hace 5 sufre dolor crónico de cabeza. Además de la persistente migraña, en ocasiones las cefaleas incluso la obligan a dejar de trabajar, por lo que su rendimiento laboral se ve afectado. En estos tiempos de crisis, Andrea sospecha que estos dolores, que aparecen de forma regular prácticamente cada dos meses, van a lograr que su jefe la despida. Esto, sumado al constante dolor de cabeza, provoca otros males en la vida de Andrea, como irritabilidad, ira e incluso depresión. El dolor crónico le está truncando la vida.

El caso de Andrea es tan sólo uno de entre las miles de personas que sufren en Europa de dolores crónicos, como lumbalgia, fibromialgia (dolores musculares), artrosis en los huesos y cefaleas. Un nuevo estudio ha comprobado que 1 de cada 9 españoles sufren este tipo de dolencias, es decir, un 11% de la población. De ese 11%, 29 sufren, además, depresión.

La dimensión psicológica del tratamiento para el dolor crónico tiene una importancia vital, resaltan los autores de Terapias Psicológicas para el Tratamiento del Dolor Crónico. Hasta ahora se han utilizado distintas terapias, tales como relajación, biofeedback, hipnosis, terapia de aceptación y compromiso con el dolor, mindfulness, escritura emocional y la más utilizada y efectiva: la terapia cognitivo-conductual.

Jenny Moix y Mª Isabel Casado, autoras del estudio, han elaborado un protocolo para estas terapias psicológicas. En primer lugar, en grupos de 8 o 10 personas, se establecerán 10 sesiones durante las que se desarrollará la terapia. Cada sesión representa un escalón que hay que ir superando. Primero, la aceptación de la relación entre el dolor “mental” y el físico. Luego, diversas técnicas para relajar el cuerpo y disminuir la tensión. Los siguientes escalones son la redirección de la atención y la reestructuración de los pensamientos negativos que hacen que el dolor sea más intenso. Todos estos pasos llevan al quinto, la “resolución de problemas”, en la que el paciente presenta un problema al grupo para así establecer distintas visiones para la solución de éste.

Pero, la terapia está sólo a medio camino. El siguiente escalón tratará que el paciente establezca relación entre las emociones negativas (enfado, ansiedad, miedo) y su propio dolor. Por otro lado, también se tratará de manejar la asertividad, es decir, se capaces de, sin huir ni caer en el enfado, superar una situación de conflicto con otra persona. En la siguiente sesión se trataría de reestructurar la vida que el dolor crónico ha cambiado, encontrando unos nuevos objetivos por los que luchar. Para conseguir esos objetivos y no perder el rumbo, está el escalón número 8, en el que se le pedirá a los pacientes que organicen su tiempo, incluyendo actividades de ocio. Finalmente, el último escalón, en el que se establecerán “señales de alarma” que  avisarán al paciente ante las posibles recaídas.

La idea de este estudio es, principalmente, que el paciente que sufre dolor crónico sea consciente de que la depresión, la ira o la ansiedad provienen del dolor, pero que también lo acentúan. Una vez hecho esto, mediante las distintas terapias, el paciente aprendería a "superar" esa dimensión psicológica del dolor crónico, ayudando así a la definitiva victoria sobre el sufrimiento.




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