Investigadores
universitarios españoles publican terapias psicológicas para el tratamiento del
dolor crónico
Jenny
Moix y Mª Isabel Casado abogan por un tratamiento interdisciplinar combinando
diversas disciplinas médicas, incluida la psicología
Andrea (nombre
ficticio) tiene 35 años, y desde hace 5 sufre dolor crónico de cabeza. Además
de la persistente migraña, en ocasiones las cefaleas incluso la obligan a dejar
de trabajar, por lo que su rendimiento laboral se ve afectado. En estos tiempos
de crisis, Andrea sospecha que estos dolores, que aparecen de forma regular
prácticamente cada dos meses, van a lograr que su jefe la despida. Esto, sumado
al constante dolor de cabeza, provoca otros males en la vida de Andrea, como
irritabilidad, ira e incluso depresión. El dolor crónico le está truncando la
vida.
El caso de
Andrea es tan sólo uno de entre las miles de personas que sufren en Europa de
dolores crónicos, como lumbalgia, fibromialgia (dolores musculares), artrosis
en los huesos y cefaleas. Un nuevo estudio ha comprobado que 1 de cada 9
españoles sufren este tipo de dolencias, es decir, un 11% de la población. De
ese 11%, 29 sufren, además, depresión.
La dimensión
psicológica del tratamiento para el dolor crónico tiene una importancia vital,
resaltan los autores de Terapias
Psicológicas para el Tratamiento del Dolor Crónico. Hasta ahora se han
utilizado distintas terapias, tales como relajación, biofeedback, hipnosis,
terapia de aceptación y compromiso con el dolor, mindfulness, escritura
emocional y la más utilizada y efectiva: la terapia cognitivo-conductual.
Jenny Moix y Mª
Isabel Casado, autoras del estudio, han elaborado un protocolo para estas
terapias psicológicas. En primer lugar, en grupos de 8 o 10 personas, se
establecerán 10 sesiones durante las que se desarrollará la terapia. Cada
sesión representa un escalón que hay que ir superando. Primero, la aceptación
de la relación entre el dolor “mental” y el físico. Luego, diversas técnicas
para relajar el cuerpo y disminuir la tensión. Los siguientes escalones son la
redirección de la atención y la reestructuración de los pensamientos negativos
que hacen que el dolor sea más intenso. Todos estos pasos llevan al quinto, la
“resolución de problemas”, en la que el paciente presenta un problema al grupo
para así establecer distintas visiones para la solución de éste.
Pero, la terapia
está sólo a medio camino. El siguiente escalón tratará que el paciente
establezca relación entre las emociones negativas (enfado, ansiedad, miedo) y
su propio dolor. Por otro lado, también se tratará de manejar la asertividad,
es decir, se capaces de, sin huir ni caer en el enfado, superar una situación
de conflicto con otra persona. En la siguiente sesión se trataría de
reestructurar la vida que el dolor crónico ha cambiado, encontrando unos nuevos
objetivos por los que luchar. Para conseguir esos objetivos y no perder el
rumbo, está el escalón número 8, en el que se le pedirá a los pacientes que
organicen su tiempo, incluyendo actividades de ocio. Finalmente, el último
escalón, en el que se establecerán “señales de alarma” que avisarán al paciente ante las posibles
recaídas.
La idea de este
estudio es, principalmente, que el paciente que sufre dolor crónico sea
consciente de que la depresión, la ira o la ansiedad provienen del dolor, pero
que también lo acentúan. Una vez hecho esto, mediante las distintas terapias,
el paciente aprendería a "superar" esa dimensión psicológica del
dolor crónico, ayudando así a la definitiva victoria sobre el sufrimiento.
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