30 de octubre de 2011

Votar a un partido minoritario sí tiene sentido (II)

No soy sólo yo la que cree que el bipartidismo en el que vivimos es un círculo vicioso del que es necesario salir, y que podríamos hacerlo si votamos a otras opciones, a los partidos minoritarios; leed este breve artículo que trata el mismo tema:
¿Pero, de verdad va a haber elecciones?


(Votar a un partido minoritario SÍ tiene sentido)

12 de octubre de 2011

¿Español?

En el día 12 de octubre no soy de las que celebra airadamente su pertenencia a este país, llenando de banderas rojigualdas las paredes de mi casa, ni nada por el estilo. Aún así, es una fecha señalada, por lo que decidí recuperar de mi "arcón de textos varios" un ensayo que escribí hace un par de años, cuando saltó a la palestra la pregunta: "¿Qué significa ser español?".
Pero antes de leerlo, para refrescar la memoria debería verse este "mágnifico" (nótese el sarcasmo en las comillas) anuncio.

 

10 de octubre de 2011

Votar a un partido minoritario SÍ tiene sentido


“Yo votaré a un pequeño partido”. 
Cuando alguien decía esto, muchos lo miraban con compasión, señalándole que “ese voto no servirá para nada”. Y, en cierta manera, es cierto. Nuestro sistema electoral favorece a los partidos mayoritarios, PP/PSOE, y abandona a los pequeños a su suerte. Por ello, son muchos los que prefieren votar a un partido con el que no comulgan, con tal de que “no ganen” los otros. Son incontables las veces que he oído: “Yo no votaría al PP, pero es que no quiero a Zapatero en el gobierno, por lo que no me queda otra”, y viceversa. Es deprimente esa idea. 

¿Dónde quedó el votar a un partido por su ideología política, por su programa? Votando sólo a los dos partidos mayoritarios, la política se estanca, no evoluciona. Tienen el poder, y se acomodan en él, sin miedo a nuevas ideas que vengan de jóvenes partidos, porque; “apenas conseguirán representación”. No debería ser así el juego político. Los partidos deberían estar en perpetua búsqueda de lo que los ciudadanos necesitan y quieren, en lugar de acomodarse en los votantes que ya tienen.

“Pero, así son las cosas”, dicen muchos. Sin embargo, mientras no cambiemos el sistema electoral que tenemos, hemos de hacer lo que esté en nuestra mano para lograr que ese deseo de cambio se note. Debemos recuperar la verdadera política, debemos interesarnos por ella. No basta con ir a las manifestaciones del 15M, no basta con simplemente quejarse sin ton ni son. Hay que actuar. Y una buena forma de hacerlo, de convertirse en un ciudadano consciente, es tomando parte del juego político. Leer los programas es algo que pocos hacen, y sin embargo es lo que nos haría tomar una decisión razonada sobre quién queremos que nos gobierne, nos represente. Encontrar el partido que mejor defienda lo que pensamos, para luego, en el 20N, votarlo. Sí, votarlo, aunque sea un partido (de momento) minoritario. Por algo se debe empezar, podría decirse. Si nunca damos el primer paso, nunca conseguiremos nada.

No soy tan optimista como para pensar que en estas elecciones se conseguirá algo especialmente significativo, como que PPSOE no obtenga la amplia mayoría de los escaños, pero sí podemos dar un gran paso, y en las siguientes, tal vez, no gobernarán ni PP ni PSOE, sino un partido más cercano a los ciudadanos actuales.


4 de octubre de 2011

Transparencia en los procesos judiciales y respeto por parte de los medios de comunicación

Hoy, a las 12 del mediodía, se ha inaugurado en la Universidad de Navarra el “Seminario de información judicial”; y la principal ponente que se encargó de abrir el ciclo fue Gabriela Bravo, vocal del Congreso General del Poder Judicial.

Dicho seminario se encargará, a lo largo de las sesiones, de temas relacionados con el periodismo y la necesidad de una educación de los profesionales del medio ante la justicia.
Gabriela Bravo ha querido en su intervención hablar de la imagen negativa que la sociedad parece tener de la justicia. La justicia actual necesita una revisión, pues no ha conseguido que el ciudadano supere esa idea (estereotipada -según Bravo- en muchas ocasiones) de que es oscura, obsoleta, lenta y cargada de perjuicios políticos. Para afrontar este problema de imagen negativa que tiene la justicia, es necesario “actuar con transparencia” en los procesos.

“La transparencia es un valor democrático que el ciudadano posee”. “El ciudadano ha de saber para poder controlar a los poderes”. Bravo considera que la sociedad tiene toda la libertad para criticar, es más, que esa crítica fundada es algo saludable para el sistema, pero para ello es necesaria una clara transparente transmisión de la información.

Siguiendo esta idea de transparencia y transmisión de la información al público, aparecen los medios de comunicación y periodistas, pues éstos son el vehículo, canal y traductores de lo tratado en los juzgados. Pero, es necesaria una responsabilidad compartida entre periodistas y jueces. Gabriela Bravo quiso hacer hincapié en que dichos medios deben “respetar las reglas del juego”. Con las reglas del juego nos referimos a asuntos tan claves como la “presunción de inocencia”. Aquí puede acudir a nuestra memoria (la ponente no lo mencionó, pero estaba en los susurros de algunos de los alumnos presentes en el acto) el lamentable caso de Marta Domínguez, en el cual su presunción de inocencia fue completamente vulnerado. “[El derecho a la información] No es un derecho ilimitado ni absoluto, ha de ejercerse en equilibrio a otros derechos”.

¿Por qué es tan importante que el derecho a la información se cumpla en su adecuado marco constitucional? Bravo responde a esa pregunta de manera categórica. “Ese derecho no pertenece al periodista, sino a la sociedad”. El ciudadano ha de ser el centro, el núcleo y protagonista. Se ha de buscar la forma para (sin alterar la ley) ser capaces de transmitir a la ciudadanía que la Justicia es accesible y así “superar esa imagen que la Justica tiene”.

Gabriela Bravo no trató en el acto muchas ideas dispersas, sino que se concentró en unas claves claramente definidas: transparencia en los procesos judiciales y respeto por parte de los medios de comunicación.
Sin embargo, surgió también a colación el tema de la “politización de la Justicia”. Bravo no lo negó, pues los órganos judiciales son nombrados por el poder legislativo, pero recalcó que “La politización de evita desde la responsabilidad de cada uno” y que en muchas ocasiones, la mala actuación de la prensa o de los grupos políticos presionan en gran manera a los actores de la justicia, con críticas exacerbadas, que atacan no sólo al juez concreto, sino que afecta al núcleo de la institución y ponen en cuestión nuestro sistema de Derecho. Afecta a esa imagen a la que Gabriela Bravo se refirió una y otra vez. Una imagen negativa de la que tan sólo algunas cosas pueden ser ciertas, pero que mucho de ello es estereotipo.