17 de noviembre de 2011

Pluralismo informativo. Poder de los medios. ¿Quién debe controlar a los medios?

1. Pluralismo informativo. Poder de los medios. Control de los medios.  Debate sobre el pluralismo informativo. ¿Quién debe controlar a los medios?

El que los medios albergan un gran poder es una idea que pocos todavía refutan. Sabemos que esos medios de comunicación, ya sean en papel o en cualquier otro soporte, cumplen varias funciones básicas en la sociedad. Las principales pueden ser informar y mostrar, pero también tienen funciones más argumentativas, como crear una opinión (pública). Es ese poder el que suscita dudas morales.
¿Es lícito que los medios, en su falta de objetividad (pues no debemos olvidar que el periodista no es una simple máquina que reproduce la realidad; la subjetividad es algo inherente en el proceso noticioso) puedan educar una opinión en el público que los ve? Si esa educación es “buena” y se acerca a los valores que el que se hace la pregunta posee, la respuesta sería un claro sí. Pero, si esos valores que el medio transmite son contrarios a los suyos, puede que se alce en contra de ese poder que los medios  –casi por el hecho de ser medios– tienen.
Pluralismo. No todos piensan igual, y no todos quieren escuchar/ver/leer lo mismo. En una sociedad educada, (en ambos sentidos de la palabra), no debería existir problema en ello. Cada uno respeta a los demás. Pero, el gran problema es que no somos exactamente una sociedad educada. Hay programas basura que “des-educan” a los espectadores (y decimos esto desde  nuestra opinión, la cual es perfectamente refutable por cualquier otro), programas también que son demagógicos, programas de todo tipo. Y eso no nos gusta. Hete aquí la trampa. Se quiere un pluralismo (en un alarde de libertad) pero luego se opina que hay programas que no deberían ver la luz, basándose en el enorme daño que pueden causar (y causan) gracias a ese poder que tienen.
¿Se debería pues controlar a los medios?

30 de octubre de 2011

Votar a un partido minoritario sí tiene sentido (II)

No soy sólo yo la que cree que el bipartidismo en el que vivimos es un círculo vicioso del que es necesario salir, y que podríamos hacerlo si votamos a otras opciones, a los partidos minoritarios; leed este breve artículo que trata el mismo tema:
¿Pero, de verdad va a haber elecciones?


(Votar a un partido minoritario SÍ tiene sentido)

12 de octubre de 2011

¿Español?

En el día 12 de octubre no soy de las que celebra airadamente su pertenencia a este país, llenando de banderas rojigualdas las paredes de mi casa, ni nada por el estilo. Aún así, es una fecha señalada, por lo que decidí recuperar de mi "arcón de textos varios" un ensayo que escribí hace un par de años, cuando saltó a la palestra la pregunta: "¿Qué significa ser español?".
Pero antes de leerlo, para refrescar la memoria debería verse este "mágnifico" (nótese el sarcasmo en las comillas) anuncio.

 

10 de octubre de 2011

Votar a un partido minoritario SÍ tiene sentido


“Yo votaré a un pequeño partido”. 
Cuando alguien decía esto, muchos lo miraban con compasión, señalándole que “ese voto no servirá para nada”. Y, en cierta manera, es cierto. Nuestro sistema electoral favorece a los partidos mayoritarios, PP/PSOE, y abandona a los pequeños a su suerte. Por ello, son muchos los que prefieren votar a un partido con el que no comulgan, con tal de que “no ganen” los otros. Son incontables las veces que he oído: “Yo no votaría al PP, pero es que no quiero a Zapatero en el gobierno, por lo que no me queda otra”, y viceversa. Es deprimente esa idea. 

¿Dónde quedó el votar a un partido por su ideología política, por su programa? Votando sólo a los dos partidos mayoritarios, la política se estanca, no evoluciona. Tienen el poder, y se acomodan en él, sin miedo a nuevas ideas que vengan de jóvenes partidos, porque; “apenas conseguirán representación”. No debería ser así el juego político. Los partidos deberían estar en perpetua búsqueda de lo que los ciudadanos necesitan y quieren, en lugar de acomodarse en los votantes que ya tienen.

“Pero, así son las cosas”, dicen muchos. Sin embargo, mientras no cambiemos el sistema electoral que tenemos, hemos de hacer lo que esté en nuestra mano para lograr que ese deseo de cambio se note. Debemos recuperar la verdadera política, debemos interesarnos por ella. No basta con ir a las manifestaciones del 15M, no basta con simplemente quejarse sin ton ni son. Hay que actuar. Y una buena forma de hacerlo, de convertirse en un ciudadano consciente, es tomando parte del juego político. Leer los programas es algo que pocos hacen, y sin embargo es lo que nos haría tomar una decisión razonada sobre quién queremos que nos gobierne, nos represente. Encontrar el partido que mejor defienda lo que pensamos, para luego, en el 20N, votarlo. Sí, votarlo, aunque sea un partido (de momento) minoritario. Por algo se debe empezar, podría decirse. Si nunca damos el primer paso, nunca conseguiremos nada.

No soy tan optimista como para pensar que en estas elecciones se conseguirá algo especialmente significativo, como que PPSOE no obtenga la amplia mayoría de los escaños, pero sí podemos dar un gran paso, y en las siguientes, tal vez, no gobernarán ni PP ni PSOE, sino un partido más cercano a los ciudadanos actuales.


4 de octubre de 2011

Transparencia en los procesos judiciales y respeto por parte de los medios de comunicación

Hoy, a las 12 del mediodía, se ha inaugurado en la Universidad de Navarra el “Seminario de información judicial”; y la principal ponente que se encargó de abrir el ciclo fue Gabriela Bravo, vocal del Congreso General del Poder Judicial.

Dicho seminario se encargará, a lo largo de las sesiones, de temas relacionados con el periodismo y la necesidad de una educación de los profesionales del medio ante la justicia.
Gabriela Bravo ha querido en su intervención hablar de la imagen negativa que la sociedad parece tener de la justicia. La justicia actual necesita una revisión, pues no ha conseguido que el ciudadano supere esa idea (estereotipada -según Bravo- en muchas ocasiones) de que es oscura, obsoleta, lenta y cargada de perjuicios políticos. Para afrontar este problema de imagen negativa que tiene la justicia, es necesario “actuar con transparencia” en los procesos.

“La transparencia es un valor democrático que el ciudadano posee”. “El ciudadano ha de saber para poder controlar a los poderes”. Bravo considera que la sociedad tiene toda la libertad para criticar, es más, que esa crítica fundada es algo saludable para el sistema, pero para ello es necesaria una clara transparente transmisión de la información.

Siguiendo esta idea de transparencia y transmisión de la información al público, aparecen los medios de comunicación y periodistas, pues éstos son el vehículo, canal y traductores de lo tratado en los juzgados. Pero, es necesaria una responsabilidad compartida entre periodistas y jueces. Gabriela Bravo quiso hacer hincapié en que dichos medios deben “respetar las reglas del juego”. Con las reglas del juego nos referimos a asuntos tan claves como la “presunción de inocencia”. Aquí puede acudir a nuestra memoria (la ponente no lo mencionó, pero estaba en los susurros de algunos de los alumnos presentes en el acto) el lamentable caso de Marta Domínguez, en el cual su presunción de inocencia fue completamente vulnerado. “[El derecho a la información] No es un derecho ilimitado ni absoluto, ha de ejercerse en equilibrio a otros derechos”.

¿Por qué es tan importante que el derecho a la información se cumpla en su adecuado marco constitucional? Bravo responde a esa pregunta de manera categórica. “Ese derecho no pertenece al periodista, sino a la sociedad”. El ciudadano ha de ser el centro, el núcleo y protagonista. Se ha de buscar la forma para (sin alterar la ley) ser capaces de transmitir a la ciudadanía que la Justicia es accesible y así “superar esa imagen que la Justica tiene”.

Gabriela Bravo no trató en el acto muchas ideas dispersas, sino que se concentró en unas claves claramente definidas: transparencia en los procesos judiciales y respeto por parte de los medios de comunicación.
Sin embargo, surgió también a colación el tema de la “politización de la Justicia”. Bravo no lo negó, pues los órganos judiciales son nombrados por el poder legislativo, pero recalcó que “La politización de evita desde la responsabilidad de cada uno” y que en muchas ocasiones, la mala actuación de la prensa o de los grupos políticos presionan en gran manera a los actores de la justicia, con críticas exacerbadas, que atacan no sólo al juez concreto, sino que afecta al núcleo de la institución y ponen en cuestión nuestro sistema de Derecho. Afecta a esa imagen a la que Gabriela Bravo se refirió una y otra vez. Una imagen negativa de la que tan sólo algunas cosas pueden ser ciertas, pero que mucho de ello es estereotipo.


28 de septiembre de 2011

Por qué estudio periodismo

¿Por qué estudio periodismo? Sería mejor preguntarse ¿cómo no estudiar periodismo?

¿Cómo no estudiar periodismo, si creciste entre páginas de cómics de “Tintín” para luego enamorarte de otros libros como el “Círculo del crepúsculo”, cuyo infatigable protagonista se dibujaba como un héroe en tu mente, mientras escribía artículo tras otro, entrevista tras otra?

¿Cómo no estudiar periodismo, si tus padres intentaron disuadirte de que lo hicieras, si quisieron prohibírtelo, si pretendieron asustarte con la promesa de que nunca encontrarías trabajo, convirtiéndose entonces la carrera de periodismo no sólo en un sueño, sino también en un desafío para demostrar tu valía?

¿Cómo no estudiar periodismo, si tus amigos se decantaron por Ingeniería y menospreciaron una y otra vez las letras, tachándolas de inútiles, pero los batiste con esas mismas letras que desechaban, demostrándoles su poder?

¿Cómo no estudiar periodismo si eres consciente de que en tus ojos está la búsqueda de justicia, en tus labios la opción de hacer lo correcto y en tus manos el cuchillo más peligroso?

¿Cómo no estudiar periodismo si las palabras fluyen solas en el papel, creando imágenes y dibujando momentos, estructurando noticias y adornando hechos? ¿Cómo no hacerlo, si crees en la belleza del idioma español, si te gusta jugar con él y demostrar cuán lejos puede llegar? ¿Cómo no hacerlo si nunca creíste en la frase “una imagen vale más que mil palabras”?

¿Cómo no estudiar  periodismo si las preguntas se amontonan en tu cabeza y no te contentas con cualquier respuesta, si ves la duda y vas a por ella, si no confías en el camino fácil? ¿Cómo no hacerlo si viste la alternativa, viste una vida cómoda y pudiente, pero no pudiste imaginarte sin ese periodismo que soñabas?

¿Cómo no estudiar periodismo si quieres dar a conocer esa información a las personas, si crees que es un deber y un derecho estar enterado de lo que ocurre en el mundo, ya sea a la vuelta de la esquina o tres mil kilómetros más allá?

¿Cómo no estudiar periodismo si sabes que con tu teclado puedes dar conocimiento al que no sabe, mostrar otro mundo al que no puede viajar, revolucionar un país o denunciar a los corruptos?

¿Cómo no estudiar periodismo si te indignas con la imagen que algunos medios dan de la profesión, pero defiendes a capa y espada su pureza, conociendo la importancia que tiene en la sociedad y la responsabilidad que se nos ha otorgado?

¿Cómo no estudiar periodismo, si el mundo son las personas que lo conforman, viven y se comunican en él? Periodismo es comunicación, la comunicación es parte de ser personas, las personas hacen el mundo, y no hay nada mejor que ser parte activa él.

La naturaleza escribió un libro increíble, pero era un manual. Es cosa de personas escribir nuestra novela. Imperfecta, como somos nosotros, pero cada vez más hermosa.

Parecerá utópico, y tal vez lo sea. ¿Pero, qué es “utopía”? Es una meta que te hace crecer y avanzar en la existencia.


22 de septiembre de 2011

La libertad del cuarto poder


Hoy todos deberíamos estar un poco en guerra.

Para quien todavía no lo sepa, el Consejo de Administración de RTVE aprobó ayer, día 21 de septiembre, que sus miembros (todos dependientes de sus respectivos partidos políticos) pudieran entrar a la plataforma de elaboración y coordinación de noticias informativas de RTVE. Es decir, que los políticos puedan ver (y meter mano en) qué noticias se eligen publicar y con qué enfoque las van a mostrar.

Muchos pensarán que eso es bueno, que el periodismo necesita cierto control. Pero, si tenemos en cuenta que, por muy neutral y objetivo que quiera ser el periodista, (sólo son humanos) sus propios pensamientos e ideas se filtrarán de algún modo u otro, imaginad que éstos fueran controlados y organizados por personas que ni siquiera intentan ser neutrales, como políticos que son. 

Un periodista razonable (que los hay, y muchos) puede tener una idea política, pero también tiene una visión de ella más objetiva que un miembro declarado de un partido político. Un periodista puede cambiar de opinión atendiendo a argumentos, ya que no está atado a una determinada postura de la misma manera que un político. Un político, por mucho que su partido se haya equivocado en algo, por simple lealtad (aunque también podemos llamarlo testarudez) se mantendrá en su postura. ¿Queríais noticias sin sesgo político? Imposible si las noticias son censuradas.

Además, fijándonos bien, es irónico. Si los políticos controlan a los periodistas, ¿quién controlará a los políticos (o al menos hacerles sentir algo de vergüenza por lo que hacen? Sabemos ya que la separación democrática en tres poderes es pura ficción, y ahora la política quiere absorber al cuarto, que todavía se les escapaba algunas veces.

Finalmente, ante la presión de la respuesta dada tanto por los medios como por propio público, se ha desestimado esta “supervisión” política. Pero el simple hecho de que alguien lo proponga nos debería hacer pensar. Si leemos “1984” de Orwell o “Nosotros” de Zamiatin, vemos ese control sobre los medios llevado a un extremo. El Gobierno (con todas las mayúsculas) publica las noticias que se ajustan a lo que dijeron en su momento, e incluso se cambia del archivo los datos que no se cumplieron. Lo creemos muy lejos, pero si no estamos en guerra con los que proponen semejantes ordenanzas, no quedará tan lejos.

El pueblo tiene un derecho, el derecho a la información.


El por qué

Siempre quise tener un blog.
Siempre quise escribir, y siempre quise que me leyeran. Siempre quise decir algo lo suficientemente interesante como para que lo recordaras y siempre soñé con que cuando fuera mayor, lo haría.
Bien, ya soy mayor. Ya no me preguntan: “¿Cuando seas adulta, qué quieres ser?”. Ahora simplemente pueden ver en lo que me estoy convirtiendo.
Es la hora de fabricar el futuro y dejar de soñar.
Alicia en guerra, yo y mi sueño.