12 de octubre de 2011

¿Español?

En el día 12 de octubre no soy de las que celebra airadamente su pertenencia a este país, llenando de banderas rojigualdas las paredes de mi casa, ni nada por el estilo. Aún así, es una fecha señalada, por lo que decidí recuperar de mi "arcón de textos varios" un ensayo que escribí hace un par de años, cuando saltó a la palestra la pregunta: "¿Qué significa ser español?".
Pero antes de leerlo, para refrescar la memoria debería verse este "mágnifico" (nótese el sarcasmo en las comillas) anuncio.

 




¿Qué significa ser español?
            Es esta una pregunta que, aunque como las modas, va y viene, siempre está presente de un modo u otro en este nuestro país. Y no sólo en nuestra querida España. Nuestros vecinos galos también han decidido cuestionarse ese aspecto, creando un debate bastante polémico. Como buena “fashion victim” que es, España ha seguido los pasos de Francia, no queriendo ser menos, preguntándose lo mismo a su vez. ¿Qué significa ser español?
Esta pregunta al parecer tan inocente ha levantado ampollas que nunca estuvieron curadas, reabriendo debates que consideraban cerrados, provocando incluso el surgimiento de una oleada de nuevos sabios cuyos amplios conocimientos, su vasta experiencia, y su indiscutible imparcialidad les permiten juzgar, sentenciar y comentar sobre cualquier tema haciendo de sus palabras y opiniones ley. Hecho muy loable, por supuesto. Pero ante tanto tumulto y conmoción me asalta una pregunta: ¿Por qué tanto revuelo? ¿Nunca se había formulado esta pregunta antes? ¿Es que acaso no todos conocemos la respuesta? Está bien clara. Sólo hay que ver ese nuevo anuncio de jamón que circula por la televisión, nuestra actual fuente de inagotable conocimiento. ¡Qué maravillosa síntesis de lo que significa ser español realiza ese anuncio! Todo el que lo haya visto estará de acuerdo conmigo. ¿Qué identifica a España y a sus halagados ciudadanos si no es el jamón y “La Macarena”? Ser español es sentirse orgulloso de España, ¡orgulloso de su jamón y de su macarena!
Porque, antes de preguntarse a uno mismo lo que significa ser español, debemos definir lo que es España. Lo que signifique España estará íntimamente relacionado con el significado de ser español. Y España es jamón y macarena. Por supuesto, nuestra patria no es tan pobre como para tener tan sólo dos principales características, aunque éstas sean tan representativas como lo son las anteriores mencionadas. Podemos confiar en que siempre nos quedará el fútbol para redondear la lista. ¿Alguien sabría decirme cuál es el momento en el que enarbolamos con mayor fervor nuestra bandera que nos identifica como españoles? Cuando gana la selección española de fútbol. ¡Qué maravillosos momentos! Al buen español incluso se le escapan las lágrimas de alegría. En esos momentos hasta el más fanático nacionalista es capaz de decir, balbuceante por la emoción que le embarga, “soy español”. Bueno, no hemos de generalizar de ese modo, no todos somos amantes del fútbol o cualquier otro deporte. Tal vez no sea eso lo que nos une como españoles.
Preguntemos un poco en el extranjero, sin irnos muy lejos, (porque si lo hacemos nos arriesgamos a que no les suene el nombre de España), y así obtendremos una visión más global e imparcial del asunto que nos ocupa. ¿Qué significa España? La respuesta es como para llenar de orgullo a cualquiera. Dos palabras. Fiesta y siesta. Es decir, sabemos divertirnos y sabemos descansar. Me llena de alegría que piensen eso de mí, y como adoro las comparaciones, si no me gusta demasiado lo que me dicen, exclamaré, quitándole importancia al asunto, que es mejor que lo que se dice de otros países. ¿A la cola en cuestión de paro? ¡Pero si no hay ni punto de comparación con Grecia, no exageren la situación! Y así está todo solucionado. ¿Abandono escolar? No se preocupen, Portugal está peor. ¿Qué contamos con uno de los índices más bajos de Europa en cuanto a la solidez de nuestra política y gobernabilidad? Siempre estaremos mejor que Chipre. ¿Lamentable nuestra productividad en las empresas? Lamentable es una palabra excesivamente fuerte… ¿quieren hundir lo que estamos intentando hacer? De todas formas, Italia se encuentra en una posición más baja dentro del ranking. ¿No es maravilloso? ¡Fiesta y siesta!
Pero, por favor, que no se desespere si el que está leyendo esto es un intelectual. Para este selecto grupo de españoles hay un mayor abanico de características propiamente españolas, divididas en dos grandes bandos, prácticamente opuestos. Son dos versiones del país, dos Españas. Que cada uno elija la pareja de baile que más le guste, claro está.
A un lado, llamado comúnmente “derecha” (un título más que discutible y arcaico, pero de eso no trataré ni aquí ni ahora), se posicionan aquellos que se sienten españoles, podríamos decir, de un modo más tradicional. España, con todas sus letras y en mayúscula, es su patria, su madre. Una madre arraigada y ancestral. ¿Y qué hay más arraigado que ese maravilloso espectáculo,  síntesis del alma española? Estamos hablando de los toros, por si alguien lo dudaba. Corridas, encierros. Espero que se tenga en cuenta que no tengo intención de discutir si es o no cruel y brutal tratar así a los toros, lo que pretendo ahora es dejar claro que ese espectáculo es indispensable para poder hablar del español de pura cepa. Para los que se sienten inclinados por este bando, el español es ese hombre varonil, fuerte, de pelo en pecho, católico acérrimo (más por tradición que por sentimiento cristiano), que ama su bandera, su ejército, su himno y por supuesto a ese gran caudillo que fue (¡y es!) el general Francisco Franco. ¡Ah...! ¡Qué tiempos aquellos en los que todos nos sentíamos españoles bajo su mando! Eso sí que era España. La verdadera España. Y si en el pasado estábamos tan bien, ¿por qué habríamos de cambiar? Todo progreso es negativo si se aleja de esa imagen que tenemos grabada en nuestros corazones. ¿Qué son esas nuevas leyes que se están promoviendo? ¡Los homosexuales deberían ir a la horca! España es color rojo, por la sangre; España es dorada, reluciente de gloria; España es escarlata otra vez.
Pero no debemos olvidar al otro bando, colocado lo más lejos posible del anterior, popularmente bautizado como “la izquierda”. Aquí se alinean los progresistas hasta la médula. Debo decir que estos personajes ven el pasado de España de un modo bastante peculiar. Aunque su enfoque de lo que nuestro país “es” no esté directamente vinculado a ese aspecto, debía mencionarlo. Para ellos el pasado es oscurantismo, una década ominosa permanente, y para solucionarlo quieren “fabricar” un nuevo concepto de España. ¡España es un país moderno! Proclaman sus voces incansablemente. Un país lleno de ideas, por lo que parece. Nos gusta seguir a Europa. Observamos atentamente en busca de presas frescas ¿Que en cierto país vecino se establece una norma “moderna y progresista”? Ahí está España dispuesta a superarlo, sea lo que sea. Y no sólo se fijan en Europa. Ese es sólo uno de sus muchos puntos de mira. El principal y más claro es el mismo pasado, lo establecido, lo “anticuado”.  España necesita una remodelación total, y todos aquellos que intenten preservar cualquier resquicio del “antiguo régimen” son agentes del diablo. Y lo hacen por el pueblo. Por favor. Si realmente España no fue tan católica... es sólo que la Iglesia aprisionaba, drogaba con opio, controlaba, aplastaba a los pobres ciudadanos. Así que ahora, no importa qué sea lo que diga, simplemente hay que posicionarse en contra. ¡Vaya a suceder que nos tachen por ahí de católicos tradicionalistas! Todo lo pasado a la basura. España necesita sangre nueva, leyes nuevas (aunque no bebés nuevos). Y así están ambos bandos, como si de niños se tratase jugando al ratón y al gato, aunque si lo preferís puedo cambiar esta comparación por algo más gráfico, como dos perros peleándose por el mismo trozo de carne. Tiran y tiran, sin saber incluso a veces que ideas tan ridículas están defendiendo, simplemente esperan que el otro ceda y así demostrar su fuerza y poderío.
Es obvio que España está dividida. Ya hemos hablado de los diferentes tipos de Españas, pero esos no son lo único que puebla el territorio que compone el país. Hay un grupo más marginal para el cual la pregunta al parecer carece de sentido, los llamados nacionalistas. Un breve comentario. Para ellos España es el freno de sus aires de grandeza y libertad. Luchan y pelean tanto por ser ya sea vascos, catalanes, gallegos… con todo sus esfuerzos. Para ellos ser español es una desgraciada casualidad, de la que no hay motivo por la que estar orgullosos. Olvidando incluso que todavía son parte de España, quieran o no.
Hay motivos para sentirse orgulloso de España. El español es el que se siente orgulloso de ella. Pero, ¿podemos estar orgullosos de nuestro país si no lo conocemos? ¿Para empezar, sabemos algo de él? Un momento, basta de preguntas delicadas. La gente no quiere preguntas difíciles de responder, no quiere preguntas cuyas respuestas no se puedan encontrar en internet o escuchar y ver en la televisión. Para conocer lo que es España y sentirnos orgullosos de ella nos basta con lo que nos dicen otros. No necesitamos saber quiénes han sido los políticos que han llevado a España a ser lo que es, ni queremos aprender de los errores que cometieron, ni mantener los aciertos que consiguieron. No necesitamos conocer a aquellos antiguos personajes que cuidaron nuestra lengua, la embellecieron, jugaron con ella. No queremos conocer a esos pensadores que cambiaron nuestra mentalidad. ¿Constitución española? Los hay que se preguntan que qué es eso, otros la utilizan como arma de doble filo, otros la ven como un estorbo. Artistas, filósofos, políticos, periodistas, escritores, poetas… Nada de esto es necesario mientras seamos expertos en “papel couché” también conocido como prensa rosa, o no nos perdamos ni un programa de ese humor tan “típicamente español” con los que nos llenan la programación televisiva. Si logramos dominar a la perfección esta nueva cultura, seremos unos magníficos ciudadanos, orgullosos de nuestra España.
Ahora bien, ¿está España orgullosa de nosotros?

1 comentario:

  1. Interesante pedaleo, pero creo que te falta algún que otro tipo de español. Yo izo, más bien extiendo la bandera reoji-gualda en mi habitanción los días de fiesta (1-6 de enero, 30 de mayo, 12 de octubre 6-8 de diciembre, 25 de diciembre y fiestas personales) pero no soy el aspecto de derechas salvo por mi sentimiento católico que si es honrado y mi amor al concepto España y además si creo que tenemos que mirar hacia adelante para mejorar y progresar.

    Pero ese progreso solo tendrá sentido si además de mirar adelante tenemos en cuenta nuestro pasado.

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